martes, 30 de junio de 2009

con permiso.

Tiró a la basura parte de su pasado, costando la desgracia que supone el prescindir de la esencia mugrienta del hábito, el derrocar la vorágine por la cual llevaba años navegando, el sucumbir la maltrecha rutina de los brotes oligofrénicos con perros y amos.

Primero concibió la idea, luego la planificó y más tarde la llevó acabo, un total de tres meses duró el proceso. Más la curiosidad de las señales, jugaba con las marionetas que somos en éste escenario de circo podrido.

Tropezó con el ensueño de muchos, ésa adicción soberbia de consumir en un día el bote entero de la pasión, la búsqueda constante de un salvavidas en el mar verdugo, embravecido, que no era más que uno mismo.

Creyó tener la solución, la llave maestra a la ecuación neurasténica existencial, pero, el usar el hulahop no satisfacía ni las necesidades más básicas del sentir humano, es más, agravaba la evocación pasada adelantando el umbral de otoño.

Retornó a su Tierra Quemada con el falso orgullo forjado con rabia artesana, con impotencia enderezada. Agonizó con las noches degradables, aquellas donde uno es somnámbulo en los pasadizos que conforman la rutina del día a día picada de malta y cebada. Y pronto vio que la dirección del viento no apuntaba más que a una excavación más profunda de su tumba incinerada.

Pero hubo un brillo, un susurro, un aliento, en las manías inquisidoras del metro, y extrañamente halló en fuego helado de su mirada, primer motor para arrojarse a las vías y así, tiró a la basura parte de su pasado, costando la desgracia que supone el prescindir de la esencia mugrienta del hábito, de todo lo que se ha narrado.

jueves, 8 de enero de 2009

EQUILIBRIUM


…Y ahí estaba ella, caminando sobre el muro, apenas habían llegado sus primeras sangres y estaba a la vista. Sus pies no eran más grandes que una de mis manos. Desarrollaba una agilidad increíble y una elegancia extraordinaria. Al parecer, ambos lados del muro intentaban derribarla. Por un lado estaba el circo. Aquel de las jaulas enormes. De caer ahí, el pueblo entero disfrutaría de ella, convirtiéndola en un ornamento mas dentro de él. Del otro lado deseaban protegerla, cuidarla, ocultarla, cubrirla y succionarla. ¡Abran paso al convento, que para ella abrirá sus puertas! –